Nota Mié Jun 08, 2011 7:15 pm

[Excursión] Santo Tomas de Olabarrieta 2011

Ante el magnífico día que se nos presentaba al levantarnos, nuestra suma nos propuso una excursión cerca del caserío. Hacía un tiempo la habían hablado sobre una iglesia con laberintos en su pórtico así que ante el consenso general decidimos encaminar nuestros pasos (bueno, nuestros coches) hacía allí.

De esta manera, llegamos a las puertas de la Anteiglesia de Santo Tomas de Olabarrieta, en el barrio de Elizondo, Zeberio. (Vizcaya) Para los que no sabéis lo que es una anteiglesia, (hasta ahora no lo sabía) nació a inicios del siglo XIII como entidades civiles con derecho a decidir sobre los asuntos de su territorio. Su nombre deriva de la parte delantera de la iglesia ya que era el lugar oficial designado por el rey para la reunión de los vecinos.

Esta iglesia es una de nuestras joyas vizcaínas. Un edificio de una sola planta de inicios del Siglo XVI con elementos góticos y con un pórtico encachado que la rodea lleno de motivos geométricos como nudos de Salomón, tableros de ajedrez, espirales, flores de lis, rosetones… y por supuesto, laberintos. Los laberintos que encontramos son de planta cretense pero de once vueltas o niveles. Os animo a los que lleguéis hasta ahí a que intentéis buscar el nombre de su autor… una pista… está firmada en el suelo cerca de uno de los laberintos. El autor es Martín de Gorostiza y la fecha es 1678.

Nosotros nos entretuvimos recorriendo los caminos y buscando explicaciones sobre por qué se habían hecho en un lugar marcadamente cristiano. Además, como tenemos una gran conocedora de laberintos nos estuvo explicando muchas cosas interesantes sobre éstos y otros más que hay cerca de otros templos cristianos, como el laberinto de Chantes.

Imagen

Al salir del lugar nos cruzamos con unos mayores que nos animaron a seguir el camino más arriba de la iglesia y nos encontramos con una grata sorpresa. Una de las principales zonas de robledales del entorno se encuentra a escasos 200 metros de la iglesia. Fue un momento intenso ya que nos encontrábamos ante una formación de robles centenarios que nos hizo imaginar como habrían sido los bosques del lugar antes de que apareciéramos.

Para finalizar una mañana espectacular, paramos en Artea donde fuimos a visitar a unos amigos, mientras tomábamos un aperitivo. Allí nos entretuvimos hasta bien entrada el mediodía (por no decir la tarde). Menos mal que teníamos la comida hecha.